Si hay dos elementos indispensables para cualquier tipo de vida, son agua y salud. El 70% de nuestro cuerpo está compuesto por ella.
De hecho, este porcentaje se eleva al 80% en el caso de la sangre o al 90% en el de los pulmones. Beber agua es indispensable para seguir vivos y por tanto, para mantener nuestra salud. Pero, ¿qué tipo de agua es la más recomendada? Os hablamos de ello en el artículo de hoy.
Una frase que seguro que hemos escuchado muchas veces es que sin comer podemos aguantar incluso varias semanas, pero que si estamos unos días sin beber agua, nuestra salud comienza a estar en serio peligro. De ahí que al menos debamos ingerir diariamente el 3% de nuestro peso en agua, lo que representa algo más de 2 litros para alguien que pese 70 kg.
Nuestro cerebro, corazón, riñones, músculos… necesitan de agua para funcionar correctamente y con salud. Si no estamos correctamente hidratados nuestra concentración disminuirá, bajará nuestro rendimiento físico, perderemos reflejos, aumentará el cansancio y cada acción que hagamos requerirá de un mayor esfuerzo cardiovascular.
Las frutas, las verduras… son una importante fuente de agua, sin embargo, ingerir directamente agua es la mejor manera de estar hidratados. Existen distintos tipos de agua. Agua mineral de manantial, agua embotellada, agua de grifo, agua osmotizada… De todas ellas, el mejor agua para la salud es el agua mineral de manantial.
Las aguas de manantial son las más ricas en minerales. Según el tipo de roca por donde se filtra, el tiempo que tarda, la profundidad y la temperatura a la que está sometida durante su recorrido por el subsuelo, sale como resultado una composición mineral u otra.Para que nos hagamos una idea de la diversidad existente, a nivel estatal hay más de 100 tipos de agua mineral. Así tenemos aguas de mineralización muy débil, débil o fuerte, ricas en calcio, bajas o altas en sodio, fluoradas…
Esta composición tan variada hace que el agua de un manantial u otro resulte más adecuada o menos para la salud de según qué tipo de personas. Aun y todo, no debemos tomar el agua como un suplemento que nos vaya a solucionar una carencia de un mineral determinado.
El handicap es que no todos podemos tener acceso a beber agua directamente de un manantial que asegure una composición optima y segura. ¿Qué opciones tenemos?
En teoría, el agua embotellada nos permite acceder a este tipo de aguas. Sin embargo, durante el proceso de embotellamiento el agua es sometida a una canalización y tratamiento que influye en su composición y hace que no se mantenga idéntica a su origen.
Es cierto que en el etiquetado del agua embotellada aparecen datos de analíticas sobre su composición, pero si nos fijamos en la fecha suele ser de hace varios años y además procede del manantial y no del final del proceso de embotellamiento. Es decir, que si analizáramos el agua concreta de esa botella, difícilmente tendrá los valores expuestos en esa analítica.
Por otro lado, desde el Ministerio de Medio Ambiente se asegura que en España el agua de la red pública es segura y de buena calidad. Es decir, que es totalmente comparable en calidad al agua embotellada. Sin embargo, lo cierto es que según la zona la concentración en el agua del grifo de metales pesados u otros elementos contaminantes tiene valores más elevados y por tanto, cuenta con una mayor presencia de cloro para purificarla.
Para solventar esta circunstancia está el agua osmotizada que reduce los niveles de cloro y de otros materiales nocivos presentes en el agua del grifo y evita el mayor hándicap que tiene el agua del grifo. Esta es la apuesta de Klinwass. La mejor opción para la salud es el agua de manantial pero ya que no es fácil tener acceso directamente a ella, con este tipo de solución garantizamos un agua adecuada para la mayoría de las personas.